“Éstas serán mis últimas palabras en público antes de dejar de existir”. De esta manera empieza su última conferencia de prensa el Subcomandante Insurgente Marcos. Veinte minutos después, el “Sup” sale por la puerta trasera del escenario y listo.
El sábado 24 de mayo, los zapatistas sorprendieron otra vez y dieron fin a una de las figuras políticas latinoamericanas más influyentes e icónicas de las últimas dos décadas. Para muchos, fue un referente, la voz del zapatismo y la razón por la que les siguieron los pasos y los apoyaron. Las preguntas que me saltan a la mente son simples y directas: ¿por qué matar a su máximo representante? ¿y qué será del zapatismo sin el Sup?
En La Realidad, el último comunicado que leyó Marcos hace que las preguntas sean innecesarias, y las respuestas casi obvias. El que ellos mismos desaparezcan a Marcos es la mejor decisión y la que demuestra su nivel claridad política. Pero creo que de todas maneras estos ?casis? invitan a una o tal vez un par de explicaciones. Por esto esta nota. Pero antes que nada, quisiera que me acompañen en mi primer encuentro personal conlos zapatistas. Si se hace tedioso, salten al primer subtítulo, no me ofendo.
Luego de una caravana de veintitantas horas desde San Cristóbal de las Casas (la gente del DF hizo trentaytantas) llegamos unas quinientas personas al pueblo de La Realidad para rendir homenaje al compa, profesor y líder Votan Galeano (?Galeano vive? gritábamos), mostrar solidaridad con la familia -?si tocan a los zapatistas nos tocan a todos (y somos un chingo)?; decía una pancarta- y demostrar repudio colectivo al asesinato paramilitar que él sufrió.
El sol achicharraba y el cansancio abrumaba, pero, hay que decirlo, era increíble entrar a La Realidad (este histórico enclave zapatista) e incluso tener acceso a su primer centro de comando y formación, también llamado Caracol número 1. Al entrar, miles de indígenas mayas con el rostro cubierto nos miraban a los ojos y decían ?hola compa?, no pude dejar de preguntarme cuándo otro grupo guerrillero en la región ha mostrado tal apertura a su propia vulnerabilidad.
A las 2 de la tarde empieza el acto de? el acto. Primero entra un sinnúmero de jóvenes, hombres y mujeres de los cinco caracoles zapatistas y se forman en la cancha de básquet que separa las graderías donde estábamos y estrado. A su alrededor hay una fila de soldados del Ejército Zapatista (armados con solo unos palos de medio metro) que, como protegiéndolos, se alinean entre ellos y nosotros, formando una cadena de brazos entrelazados. De pronto, estos soldados comienzan a marcar el paso con una pierna y avanzan hacia nosotros lenta pero decididamente? y de pronto, se empieza a escuchar a Mercedes Sosa cantando “Como La Cigarra”. Tantas veces me mataron, tantas veces me morí? los soldados se acercaban como marcando el ritmo en un baile colectivo. Sin embargo estoy aquí resucitando? algunos de nosotros cantábamos bajito hasta que la canción se corta y empieza ?Latinoamérica? de Calle 13. Esa sí la conocemos todos pero nadie canta porque cuando los bailarines llegan hasta nosotros Marcos hace su ingreso montando un caballo, con pipa y todo. El jinete saluda y se va a un lado. Residente sigue cantando en el fondo ??Soy América latina, un pueblo sin piernas pero que camina?? y entran Tacho, Moisés y el resto de la comandancia también a caballo. Se saludan, se forman y nos saludan a nosotros. Algunos responden. Ellos se voltean y saludan a los encapuchados zapatistas (algunas de las cuales tienen sus paraguas abiertos para proteger del sol a sus bebés que toman pecho) ??Vamos caminando, Aquí se respira lucha?? Un giro más de la comandancia y se van. Marcos por delante.
?No hay manera, cada vez hacen mejores coreografías? dice uno. ?Marcos está bien marrano? dice otra. ?Increíble verlo después de tantos años? dicen muchos. 12 horas después, Marcos ha muerto.
1. Sobre porqué está bien matar a Marcos.
El Subcomandante Marcos fue un invento necesario. Necesario porque nosotros, los de afuera, los que no veíamos la situación de los Mayas en Chiapas, los que estamos acostumbrados a buscar una izquierda vanguardista con líderes fuertes, moralmente incorruptibles y con discursos claros y esclarecedores, los que nos acostumbramos a buscar personajes con ternura revolucionaria; nosotros, necesitábamos a un Subcomandante Marcos. Los zapatistas hicieron lo que hicieron y Marcos lo contó como lo contó, y muchos entonces prestamos atención.
Y es que no se puede negar que fue espectacular y emocionante imaginar que encontrábamos al líder de un movimiento insurgente de izquierda que escribía como Benedetti o Galeano (Eduardo).
Lo mejor de todo es que, parafraseando al Sup, esa atención individual permitió que muchos puedan enterarse de lo colectivo; que de estos, un buen grupo se indigne en lo personal; y que de ahí, otro tanto se atreva a hacer algo concreto.En ese sentido, podemos decir que no está mal que esta fijación inicial en el personaje nos haya llevado a la acción. De alguna manera, era una transición necesaria? necesaria para nosotros y para el apoyo tan crucial que los zapatistas requerían de nosotros para poder subsistir. Listo. Pero han pasado dos décadas y los colaboradores tenían que haber madurado de la manera que los zapatistas maduraron.
Era hora de depurar el apoyo dentro y fuera del movimiento. Entonces, la premisa es que si apoyas al zapatismo, apoyas al zapatismo y punto. Quienes ya no necesitan a Marcos para seguir adelante, porque quedaron igual de anonadados e inspirados por lo que los compas hacen en sus tierras, seguirán en su mismo lugar después del domingo. Por otro lado, los que no pasaron y no tienen intensiones de pasar de la imagen hacia la práctica y logros de este movimiento, proyecto, revolución? pues en realidad no importa si después del domingo no vuelven a googlear ?zapatistas Marcos? en su computadora.
Aunque claro, de todas maneras sería genial si algunos de quienes leían exclusivamente a Marcos con honesta emoción, empiezan ahora a leer y seguir el restode comunicados y declaraciones, y empiecen a googlear ?caracoles zapatistas?. Al eliminar a Marcos, los zapatistas vuelven a hacer una impresionante demostración de su claridad ideológica y de la coherencia de su proyecto político. Si bien nunca dejaron de hablar del buen gobierno y de sus propias estructuras horizontales, donde las autoridades obedecen al pueblo, el discurso siempre desencajó con la manera que ellos mismos alimentaban el creciente culto a la personalidad que giraba al rededor de Marcos. Su protagonismo tenía un tufo, o tufillo, al caudillismo que tanto conocemos enla región.Entonces lo matan. Hay que tener bastante coraje y valentía para descabezar a su personaje más representativo por convicción y consecuencia.
Una vez más pienso en más de un partido político, movimiento social y asociación en todo el continente que moriría de pánico ante la sola idea de hacer algo parecido.
2. Sobre dónde y cómo queda el zapatismo sin Marcos
Lo más simple sería responder con un clásico ?seguirán en la lucha? o algo por el estilo. Pero creo que es necesario dejar las consignas de lado y complejizar un poco la respuesta. Hoy por hoy los zapatistas (y aquí no me refiero solo al ejército insurgente) la están pasando duro. Lo sucedido con el compa Galeano es sólo una muestrita de lo que está pasando. Luego del acuerdo de paz el gobierno aceptó no realizar acciones violentas contra el EZLN y los zapatistas en general. Es así que la guerra misma dejó de generar enfrentamientos abiertos, y más bien pasó a ser una guerra cerrada, íntima, de ?baja intensidad?. Pero guerra al fin. Las ?guerras de baja intensidad? no son nuevas en la región. Suelen ser guerras efectivas, con sus muertos y todo, pero manejadas principalmente entre grupos de inteligencia. El objetivo principal es simple: desgastar, dividir y desautorizar al enemigo hasta que este implota y desaparece por sí mismo. Cada acción apunta a desmoralizar y desesperar al enemigo hasta que empiece a cometer errores tácticos y estratégicos tontos. Cada asesinato, discurso o dinero invertido va más allá del objetivo inmediato yse convierte en un mensaje para los dirigentes y bases del lado contrario. Así, los que reciben el ataque se concentran cada vez más en responder y menos en construir su proyecto. Comprar armas para los militares, por ejemplo, podría apuntar no tanto a reforzar al ejército, como a empujar a los rebeldes a militarizarse y dejar de lado sus postas médicas. Es con esta misma lógica entonces, que puede tener sentido el que un asesinato con exagerada violencia sea respondido con la eliminación del Sup. Los mensajes son a otro nivel. En fin, en el caso de Chiapas, los diferentes gobiernos de turno han conducido diferentes acciones y enviado diversos mensajes. Por un lado, han dirigido constantes ataques paramilitares contra comunidades zapatistas. Pero sobre todo, han construido carreteras, caminos y puentes en la zona. Han tendido redes de electricidad. También han construido casas de cemento, molinos, y han repartido dinero en efectivo. Todo en beneficio exclusivo de quienes den la espalda activamente al zapatismo.
Para mí fue sorprendente ver cómo en La Realidad misma, por ejemplo, uno puede adivinar dónde viven zapatistas y dónde la contra, con sólo ver las casas intercaladas de cemento y madera. Los mensajes oficiales son múltiples. Principalmente, dicen al mundo que el Estado no tiene olvidado a Chiapas ni a las comunidades indígenas como los insurgentes afirman (aunque ese ataque de desmemoria comenzó después de 1994 y no creo que sea por el NAFTA). Otro mensaje exclusivo para la población local (especialmente cuando el mensaje lo dan las paredes de tu vecino) es que quienes sigan o se pasen a su lado saldrán adelante, y quienes no, tendrán la autonomía de mantenerse y mantener a sus familiares pobres (o muertos).
La estrategia gubernamental es efectiva. Sorprendentemente, hoy por hoy, los principales enclaves zapatistas (los cinco Caracoles) están ubicados en comunidades marcadamente divididas.
En la caravana conocí a personas que regresaban al pueblo después de años y que al querer reencontrarse con amigas y amigos zapatistas,
descubrían que habían pasado a organizarse activamente en la contra. El tema es que, como me decía un joven con pasamontañas, ?no es fácil ser zapatista?. Cuando tienes un proyecto basado en la libertad de pensamiento y en abandonar los dogmas, la decisión de tal vez nunca tener una casa de cemento se toma por convicción. Paradójicamente, esta misma estrategia gubernamental está haciendo que tampoco sea tan fácil ser de la contra. Cada vez, los gobiernos locales, regionales o federales están condicionando más severamente su ayuda. Los requisitos que uno debe cumplir para que se reconozca que le está dando la espalda activamente al zapatismo van desde soplos, hostigamiento y provocación a sus vecinos, adherencia militante a grupos como el CIOAC ?histórico?, multas que llegan a 5000 pesos, y en ocasiones como el pasado 2 de mayo, se exige violencia paramilitar.
Es claro que las agresiones seguirán. Pero también es claro que de cara a los principales medios de comunicación, las divisiones sólo evidencian el debilitamiento del EZLN, mientras las agresiones y asesinatos son prueba de que la violencia es entre indígenas salvajes. Lo triste y peligroso es que, como todos sabemos, los enfrentamientos entre indígenas nunca le quitaron el sueño a los centros de poder o a la opinión pública, y siempre garantizó la impunidad de los autores intelectuales y económicos.
3. Si ser zapatista no es fácil ¿por qué se quedan?
Hay un buen número (un chingo dirían por acá) de comunidades zapatistas y muchas 100% zapatistas. En primer lugar, porque sí tienen cubiertos sus servicios básicos. Los centros de salud tienen personal capacitado e incluyen métodos alternativos y propios, y es gratuito. Se procura ofrecer energía eléctrica propia y agua potable para todos, aunque dos por tres sus plantas se sobrecargan. Por otro lado, han desarrollado un modelo muy particular de gobierno autónomo y horizontal que funciona y sorprende a los de fuera; a la vez que genera orgullo y formación a los de dentro. Incluso son autónomos del mismo EZLN. Tienen producciones comerciables con precios justos, medios de transporte independientes y escuelas que igualan o superan a muchos proyectos de educación alternativa mucho más ricas en recursos materiales. En estas escuelas los jóvenes aprenden a pensar y analizar la realidad, a cuestionar lo que aprenden y de quiénes aprenden, a participar en su proceso de aprendizaje. En fin, en las comunidades zapatistas bailan, ríen, viven, comen, además de hacer una revolución. Y todo esto respetando y promoviendo sus usos y costumbres, tradiciones y lenguas. Para mi, el avance más importante se relaciona con el hecho de que esta realidad ya ha formado a generaciones de jóvenes y adultos que nacieron (o casi) cuando el proceso comenzó.
Mientras estábamos en la caravana de ida alguien me planteó que se sentía extraña o incómoda la constante actitud desafiante y agresiva de los jóvenes zapatistas ?aunque son muy buenas personas cuando los conoces?. Al llegar pude ver lo que me habían planteado: cientos de jóvenes te miraban fijamente a los ojos, sin bajar la cabeza y con el cuerpo erguido. Pero más que ver agresividad, no pude evitar recordar otras ocasiones en que visité comunidades indígenas en otros países, donde la gente me saludaba mirando al piso y casi agradeciendo el honor de la visita. Recordé la admiración con la que se referían a la ciudad, y el desprecio y vergüenza con que hablaban de su pueblo; siempre sin mucha expectativa para sus futuros. Lo que vi en La Realidad fue personas que se saben iguales a mí y que me trataban o ignoraban como a cualquiera. Vi indígenas que reconocían la sinrazón de bajar la cabeza. Algo tan difícil en otros lados.
Por esto, considero que uno de los logros más significativos de la revolución zapatista (por lo que la llamaría revolución en primer lugar) es que ya han formado generaciones que saben quiénes son (más allá de ser zapatistas) y que sienten orgullo de serlo. Ese es un cambio difícil de retroceder; pero también, como muchos de sus otros logros, es difícil de cuantificar o poner en una estadística, como si lo son, por ejemplo, las casas de cemento.
4. A manera de conclusión (si siguen ahí)
Habiendo dicho todo esto, es bastante obvio que los zapatistas y el EZLN necesitan concentrarse en la mirada hacia adentro, hacia las comunidades, en protegerlas, consolidar sus logros y modos de formación interna, y en seguir construyendo creativamente. Diría que no necesitan gastarse con mantener la ilusión de un personaje inventado, cuando la base de apoyo externo también se va consolidando. Es más, luego de ver el panorama y revisar los comunicados que los subcomandantes Tacho y Moisés dieron este mismo sábado, creo que el giro estratégico será indefectiblemente hacia el interior.
Pero, entonces, ¿en dónde quedamos los de afuera? ¿Cómo apoyamos? Bueno, por ahora muchos apoyan comerciando con productos zapatistas como el café. Otros hacen donaciones. Hay quienes trabajan en difusión constante? Cuando le pregunté a un joven de Comitán cómo es que en su comunidad apoyan a los compas zapatistas, su respuesta fue simple y directa: ?nosotros no tenemos dinero, pero la idea para nosotros es replicar esta lucha contra el sistema, el capitalismo, en nuestra propia comunidad?. Por eso se organizaron en protesta a las altas tarifas eléctricas y desde hace nueve años no pagan la luz? ?venga lo que venga? dijo. Así que si bien no tengo una respuesta, me queda claro que para los de afuera, los que quedemos después del luto, tendremos el reto de también ser creativos en nuestro apoyo.
Mi última pregunta, ya un poco más especulativo, es ¿y qué será ahora del Sup? Y bueno, está muerto, enterrado y en el infierno, parece. Supongo que lo vamos a extrañar, así como extrañaremos a Durito, al Abuelo Antonio y al resto de sus compañeros que se fueron con él. Supongo que con el tiempo esta nostalgia se parecerá cada vez más a la que sentimos por el Chavo del 8, a los Caballeros del Zodiaco, o a Dragon Ball Z. Supongo que el hombre atrás del personaje también lo extrañará. Perro también supongo que por coherencia política no lo hará revivir para un capítulo de reencuentro. Espero igual que la capacidad zapatista de manejar el espectáculo se mantenga.
El sábado, luego de dar su última postdata desde el infierno pidiendo una lucecita, luego de salir de escena y apagar la luz del estrado, y luego de que todos quedamos callados, calladísimos, empezó a llover. No se cómo lo hicieron, pero qué capos ¿no?
San Cristóbal De Las Casas, 28 de Mayo 2014
Juma
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